Siempre salía a discotecas con mi amiga Mireya, me gustaba porque es súper divertida, incansable, una gran bailarina, de pelo castaño largo y ondulado, con tacos llegaba a mi estatura, siempre se vestía guapa, muy preocupada de su nutrición, salud y peso, por eso todo le quedaba bien, mi mejor amiga de ese momento, y sucedió que en una oportunidad en la discoteca ‘Tekendama’ que siempre frecuentábamos, ella se puso a bailar sola, yo ya acostumbrado a esas situaciones que la verdad no me molestaban para nada, me puse a observarla como si fuera mi doncella de mi harem de chicas y que esta bailando solo para mi (ya lo había hecho antes decenas de veces), pero de ahí se fue al baño y no la vi un par de canciones. Continuar leyendo Parafília y Control – Parte 3